Por Inversis
Los planes de sostenibilidad financiera en los que se integran criterios ESG (environmental, social & governance) y ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) se han convertido en factor imprescindible en la gestión empresarial. Muchos analistas están convencidos de que las empresas sostenibles, que aplican estos criterios ESG tanto en su forma de actuar como en sus inversiones, tienen más posibilidades de obtener mejores resultados financieros. Cuentan con mejor valoración por parte de sus stakeholders y de la sociedad, atraen talento y generan compromiso con sus clientes y sus proveedores. No sólo se trata de asumir estos criterios sostenibles en el día a día de la compañía, sino de aplicarlos también en los proveedores, socios, clientes, incluso en sus empleados.
Las nuevas expectativas sociales son cada vez más exigentes en cuanto al impacto social y ambiental que generan las empresas y han puesto en el punto de mira también las inversiones y las finanzas sostenibles. El objetivo es buscar la sostenibilidad, pero también reducir riesgos a la hora de invertir y obtener rentabilidades atractivas. Entonces, ¿es posible aplicar criterios de sostenibilidad ambiental, social y de buen gobierno a la inversión? A la vista está cómo las gestoras, desde las más grandes a las más pequeñas, han ido integrando estas prácticas y han ido desarrollando un abanico de soluciones.
Entre las acciones que el sector financiero y asegurador están aplicando se encuentran la creación de productos y servicios innovadores con soluciones de finanzas sostenibles, pero también la gestión de activos que invierten en fondos sostenibles. Además, se trabaja para que las carteras de inversión sean neutras en emisiones de gases de efecto invernadero, se ofrecen productos y servicios especializados en eficiencia energética, renovables o soluciones sostenibles, se analiza el impacto medioambiental de los procesos financieros, se dirige la financiación a proyectos socialmente responsables, evitando sectores que vulneren las normas medioambientales y los compromisos internacionales, se evalúa el grado de sostenibilidad de los proveedores y se implementan políticas sociales como la inclusión financiera de colectivos vulnerables, el fomento de la diversidad, los programas de educación o los proyectos en favor de la sociedad o de la comunidad en la que se integra la empresa.
Muchas gestoras han trasladado elementos de finanzas clásicas orientados a inversiones sostenibles, como ETFs que filtran índices como Dow Jones o S&P con criterios ESG. Otras, generalmente las fintech e insurtech, han desarrollado plataformas o soluciones más innovadoras con opciones personalizables y procesos estrictos de evaluación en sostenibilidad que cruzan los ratings ESG con sus propias estrategias de verificación.
Una de ellas ha sido Inversis, que mantiene un acuerdo con su partner Clarity AI, plataforma tecnológica que emplea Machine Learning y Big Data para analizar el medio ambiente y el impacto social de organizaciones y de carteras de inversión. Gracias a esta colaboración, Inversis ofrece una solución ESG innovadora y multicanal que permite a sus clientes conocer en tiempo real el perfil de sostenibilidad de las carteras para toda la gama de productos, incluidos ETF, fondos de inversión, renta fija y renta variable. Se trata de un servicio de scoring de cartera multiproducto que se basa en el impacto atribuido a cada proyecto de inversión según criterios ESG y ODS. Conocer la huella de las inversiones que realizamos y alinearlas con los valores personales de forma sencilla y accesible es cada vez más relevante.
Además, habrá que estar atentos a las novedades en el marco regulatorio de la sostenibilidad en Europa, sobre todo tras el informe final del Grupo Técnico de Expertos en Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea, publicado en febrero de 2022, con la taxonomía social, que clasifica las actividades que favorecen el cumplimiento de los objetivos sociales de la Unión Europea y que impulsará la inversión sostenible en el continente europeo.